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Ensayo sobre los procesos electorales desde 1966 en
Republica Dominicana.
Por Joel Herasme Melo
joelhmelo@gmail.com
En 1982 gana también el PRD con muchas
dificultades en su interior, y luego de
4 años de cambios, luchas sociales y un gobierno que reconfirmó el alto grado
de corrupción e innumerables corruptos que solo esperaban su turno para mostrar
todo lo contrario por lo que tanto habían luchado y llevado como insignia: la
lucha contra la corrupción y a favor de los derechos humanos.
Joaquín Balaguer en 1986, ya con 80 años de
vida, totalmente ciego, de salud evidentemente desmejorada, y que sus
adversarios políticos entendieron que había llegado al ocaso de su carrera y
casi al ‘‘umbral’’ de la muerte por su avanzada
edad, gana sin sorpresas las elecciones, reivindicado por el nefasto gobierno
de Jorge Blanco-PRD, amparado en una conservadora clase social -familias
conocidas- beneficiarias de las riquezas del país regaladas por este: tierras,
empresas, quiebras de otras para el monopolio de esas familias y de una cúpula
militar y policial que aun pululaban con mucho poder en sus instituciones, los
mismos que no dieron tregua en las persecuciones, encarcelamientos, represiones
y muertes de aquel de sentimiento adverso al déspota de los 12 años; además de
sus conocidas técnicas fraudulentas en los procesos electorales.
Bosch y Balaguer, los dos viejos caudillos antagónicos
de la política dominicana protagonizaron nueva vez la escena electoral del pais
en 1990, con PRD totalmente dividido en
su esfera mas alta y un liderazgo compartido que nunca se puso de acuerdo, sus
partidarios se volcaron en un apoyo masivo al profesor Juan Bosch y el
incipiente (en cuanto a fortaleza) Partido de la Liberación Dominicana
en contra del PRSC y del Dr. Joaquín Balaguer.
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El período de 1990-94 de Balaguer-PRSC se
caracteriza por una inestable gobernabilidad, presiones internacionales y una clase político-social
que veían al país en cierto letargo de desarrollo. Una desbordada corrupción en
todas las áreas de la administración publica, impunidad galopante que se
burlaba de todos por su desmedido poder, con casi todas las instituciones de
los poderes de Estado y de la sociedad en sentido general: de justicia,
legislativa, fuerzas armadas y policiales, medios de comunicación, gremios,
sindicatos, asociaciones, etc., manipuladas y manejadas a conveniencias de ‘‘lo
que diga Balaguer’’.
En las elecciones de 1994 el PRD esta vez
gravitando alrededor de su líder histórico José Francisco Peña Gómez, va a la
duela política enfrentando al PRSC de Joaquín Balaguer, esta lucha por el poder
deja a la nación en una de sus peores crisis política y social de las ultimas décadas,
que casi la lleva la borde de un insurrección –guerra- civil y militar, debido al vil y trágico
fraude impuesto desde la presidencia a la dividida y polarizada sociedad en
posiciones antagónicas sensibles.
Después de las estruendosa y explosiva crisis
se dan las negociaciones, ‘‘arreglos y mediaciones’’ que despojaron al gran líder
de masas José Francisco Peña Gómez de la presidencia de la republica y
‘‘regalan’’ al Dr. Balaguer dos años del usurpado poder, acción sin precedentes
en la historia republicana del país.
Ya en
1996 Balaguer se ve sin oportunidades de seguir en el poder por los cambios
sociales, secuela de la crisis de dos años antes, dejando a Jacinto Peynado
como candidato por el PRSC a la presidencia, fragmentando el voto de sus
seguidores a favor del PLD que llevaba al novel y joven entonces Leonel Antonio
Fernández Reyna, para que se den las condiciones de una segunda vuelta
electoral, nueva formula impuesta por el poder legislativo y Balaguer para otra
vez lograr que Peña Gómez-PRD no alcanzara el poder en las elecciones.
A la segunda vuelta van el PLD y el PRD, siendo
el PRSC la tercera fuera política que decidiera quien ganaría; uniéndose ésta
al PLD, en el llamado ‘‘Frente Patriótico’’,
pacto que llevó al Dr. Leonel Fernández a la presidencia de la republica.